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Jameson, 1934-2024

La muerte de Fredric Jameson significa la pérdida de uno de los críticos culturales marxistas más importantes del siglo XX. En este obituario, Terry Eagleton reflexiona sobre la humildad, generosidad e incomparable erudición del autor.

Terry Eagleton28 septiembre 2024

Jameson, 1934-2024

Conocí a Fred Jameson en 1976, cuando me invitó a dar una clase a sus estudiantes de posgrado en la Universidad de California en San Diego. Hasta entonces solo había sabido de su existencia a través del asombroso Marxismo y forma: Teorías dialécticas en la bibliografía del siglo XX, publicado cinco años antes, un conjunto de relatos brillantes de pensadores como Lukacs, Benjamin, Adorno y Ernst Bloch, entre otros. La misma elección del título del libro lanza un desafío a una deslucida tradición de crítica marxista vulgar. También aborda una serie de obras escritas en alemán, algunas de ellas repletas de dificultades y que no habían sido traducidas entonces al inglés.

En aquel entonces estaba convencido de que el nombre de Fredric Jameson posiblemente fuera el seudónimo de Hans-Georg Kaufmann o Karl Gluckstein, un refugiado de Mitteleuropa refugiado en el sur de California. El hombre que conocí, y que me saludó con una brusquedad que más tarde supe que era timidez, sin embargo, era tan americano como Tim Walz, aunque uno sospecha que Walz nunca se escabulluría para leer la última novedad de ficción checa con una copa de vino en la mano. También utilizaba expresiones como 'míralo' y 'hostia puta', vestía vaqueros, le gustaba comer 'surf y pasto' y se sentía claramente incómodo en presencia de intelectuales franceses patricios, prefiriendo al genial y extrovertido Umberto Eco.

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Todo ello convertía a Jameson en una persona bastante auténtica, pero también en un intelectual al que le tocó vivir en una civilización en la que a criaturas de este tipo se les aconsejaba que se disfrazaran de otra persona. Algo similar podría decirse de la retórica propia a su estilo literario, que funciona como una máscara, así como un medio de comunicación. Jameson era un hombre reservado en algunos aspectos, aunque lanzado a la esfera pública. Viajaba por el mundo (nos encontraríamos más tarde en China y Australia) pero siempre volvía a su remota granja situada en una zona rural de Carolina del Norte, en el campo, donde vivía rodeado de cabras, gallinas y también del sonido de los niños. Los niños eran especialmente valiosos para él, tanto que ha dejado tras de sí un verdadero batallón de nietos y nietas.

Fue sin duda el mayor crítico cultural de su tiempo, aunque el término 'crítico cultural' sea un mero sustituto para un tipo de trabajo intelectual que abarca la estética, la filosofía, la sociología, la antropología, el psicoanálisis, la teoría política y similares, para el cual aún no tenemos un nombre adecuado. No había nada en el campo de las humanidades que no reclamara su atención, desde el cine y la arquitectura hasta la pintura y la ciencia ficción. Parecía haber leído más libros que nadie en el planeta. Podía hablar tanto de Parménides como del postmodernismo, y cuando apareció la película de Stanley Kubrick Barry Lyndon, basada en una oscura novela de Thackeray de la que nadie había oído hablar, uno de sus alumnos comentó con confianza: “Fred la habrá leído”, y probablemente tenía razón. Hacía gala de una voraz energía americana combinada con una gran sensibilidad europea. Sostenía que ninguna crítica marxista valía mucho la pena si no podía comprometerse con la forma de las oraciones, y podía detectar toda una estrategia ideológica en un giro narrativo o en un cambio de tono poético. También tomó el pulso a la civilización donde le tocó vivir, como ilustra su ensayo convertido en clásico El postmodernismo o la lógica cultural del capitalismo tardío.

Los críticos literarios tienen una función social relativa hoy en día. En parte, el logro de Jameson fue mostrarnos que figuras académicas modestas podrían volver a convertirse en intelectuales públicos, en hombres y mujeres cuya influencia se extiende mucho más allá de los límites convencionales de los estudios literarios. Esto es lo que la amorfa palabra 'teoría' ha llegado a significar, y Jameson fue el mejor teórico de todos.

El postmodernismo o la lógica cultural del capitalismo tardío
En su obra más amplia, Frederic Jameson sostiene que el postmodernismo es la respuesta cultural al último cambio sistémico del capitalismo mundial. Aquí busca cristalizar una definición de un térmi...

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