Artículo

Estrategia socialista en Europa Occidental: Debate entre Ernest Mandel y Monty Johnstone (1977)

Esta es una transcripción del discurso inaugural de Mandel al debate entre representantes del Grupo Marxista Internacional, de la IV Internacional y miembros destacados del Partido Comunista de Gran Bretaña.

Ernest Mandel25 septiembre 2023

Estrategia socialista en Europa Occidental: Debate entre Ernest Mandel y Monty Johnstone (1977)

Corría el año 1969 cuando Ernest Mandel de la Cuarta Internacional debatió con Monty Johnstone, del Partido Comunista Británico, sobre la estrategia socialista. Ocurrió en Londres ante una audiencia de miles de personas. La contribución de Mandel con motivo de aquella ocasión se ha reeditado muchas veces, algunas en forma de panfleto, como una reafirmación de la posición trotskista inmediatamente posterior de los acontecimientos de mayo de 1968.
Ocho años después, durante el fin de semana en que se celebró el Simposio Marxista del Grupo Marxista Internacional, en septiembre de 1977, tuvo lugar otro debate de seguimiento, ahora en formato ampliado, entre representantes del Grupo Marxista Internacional, de la IV Internacional y miembros destacados del Partido Comunista de Gran Bretaña.
De nuevo, Mandel y Johnstone abrieron este encuentro defendiendo sus respectivas tradiciones. Johnstone señalaba las predicciones demasiado optimistas, y en gran parte incumplidas, que realizó Mandel en 1969. Este criticaba el historial de los Partidos Comunistas de Gran Bretaña, Francia e Italia y su trayectoria actual, moviéndose hacia la derecha bajo la bandera del eurocomunismo, que significaba hacer las paces con la socialdemocracia y abandonar cualquier pretensión de tener aspiraciones revolucionarias.
A estas introducciones le siguieron contribuciones más breves de Bea Campbell y Sam Aaronovitch por el CPGB (se hizo una tercera contribución desde el CP pero no se registró y ahora se ha perdido en la noche de aquellos tiempos) y Dodie Weppler, Peter Gowan y Tariq Ali por el IMG...

Inusualmente, para la época, el debate fue grabado en vídeo por un joven miembro de IMG utilizando un equipo prestado por su departamento universitario. Sin embargo, en aquel momento no se hizo nada con el material y las grabaciones fueron a parar a un almacén. A finales de 2022, Richard Hatcher, que había realizado las grabaciones originales, depositó cuatro grandes y pesadas bobinas de vídeo sobre la mesa de mi comedor y me preguntó si podíamos hacer uso de ellas.
Como estaban grabadas en un formato obsoleto, tuvimos que buscar un servicio comercial de digitalización para que hiciera el trabajo. Solo tres empresas de Gran Bretaña parecían disponer del equipo necesario, y sólo dos de ellas respondieron a mis correos electrónicos, así que nos decantamos por la que ofrecía un servicio de evaluación del material gratuito.
Después, una vez comprobado que las cintas contenían lo que pensábamos y que la calidad del sonido y el vídeo era suficiente, recaudamos suficiente dinero de donaciones para convertirlas a formato digital (y luego subirlas a YouTube).
También utilizamos parte de los fondos restantes para pagar la transcripción del discurso de apertura de Mandel. Hemos puesto este texto a disposición bajo el título «Estrategia socialista en Europa Occidental», que también refleja los temas del debate general.
- Rob Marsden

*Esta es una transcripción del discurso inaugural de Mandel. Al final del texto se pueden encontrar los enlaces al resto de vídeos señalados.

ESTRATEGIA SOCIALISTA EN EUROPA OCCIDENTAL

Tras una introducción de 30 minutos a cargo de Monty Johnstone, del Partido Comunista de Gran Bretaña, Ernest Mandel toma la palabra:

... sobre la crisis social, la crisis general de las relaciones sociales. Ni una palabra. Un análisis de estrategias completamente acientífico, no marxista, atemporal, como si las circunstancias objetivas, las condiciones objetivas, las crisis económicas, sociales y políticas del sistema fueran completamente inexistentes.

Segundo punto: ¿qué pasa con la actualidad de la revolución?

¿Es la revolución solo una ensoñación de los trotskistas o, peor aún, incluso del camarada Mandel? ¿Algo con lo que sueñan algunos insensatos?
El camarada Monty Johnstone tenía una fórmula extraordinaria: solo surgen los soviets en aquellos países donde no existe una representación tradicional de la clase obrera dentro de los parlamentos y el sufragio universal.
Pues yo le pregunto: los segundos Soviets que aparecieron en Europa, después de los rusos, y de los que se habla muy poco, surgieron en Alemania. ¿Acaso no ocurrió cincuenta años después del sufragio universal? En efecto, cincuenta años después del sufragio universal.
Los terceros Soviets surgieron a una escala bastante amplia, los del norte de Italia, de nuestro camarada Gramsci, a quien estáis traicionando cuando menospreciáis todos los aspectos positivos de su conquista. Aquello ocurrió tras treinta años de representación parlamentaria de la clase obrera italiana.
La cuarta experiencia soviética a gran escala que tuvimos en Europa occidental fue en España en 1936, ¿con una clase obrera que no estaba representada en el parlamento?, ¿que no tenía sindicatos?, ¿ninguna fuerza masiva de representación? ¡Esto es una completa falsificación de la historia!
De hecho, hemos visto una tendencia histórica básica de la clase obrera europea: crear consejos obreros, crear enormes y masivos órganos auto-representativos de las masas en cada lucha generalizada, masiva de esa clase obrera en una situación prerrevolucionaria o revolucionaria.

[book-strip index="1"]

¿Y qué tiene esto que ver con la existencia o ausencia de la democracia parlamentaria? ¿Con la existencia o la ausencia de representación de la clase obrera en el parlamento? ¿Qué tiene esto que ver con la ausencia del sufragio universal? No puedes citar ni un solo caso fuera del ejemplo de Rusia en el que los soviets surgieran en condiciones en las que no hubiera tradición de sufragio universal. En todos los demás casos en los que surgieron soviets, había una larga tradición de sufragio universal y, a pesar de ello, surgieron soviets.
Por lo tanto, mi predicción es, y la historia verá si estoy en lo cierto o equivocado, y mi predicción es que verás soviets de nuevo, querido amigo, en muchos, muchos países de larga tradición de franquicia universal. Los verás en Francia. Los verás en Italia. Los verás en España. Y Dios no lo quiera, ¡los verás también en Gran Bretaña!
Ahora bien, ¿cuál es el verdadero problema de la estrategia? No es una cuestión de insurrección. La insurrección no es una cuestión de estrategia. Es la etapa final de la conquista del poder. Es una cuestión de técnica y, para usar un palabro clásico, de arte. No es en absoluto un problema de estrategia. Una cuestión clave de estrategia es la cuestión de la unidad de clase, así como la acción independiente de la clase obrera, frente a la colaboración de clases.
Ahora bien, esta noche he escuchado muchas disculpas sobre lo que está haciendo el Partido Comunista Italiano. Por favor, camarada Monty Johnstone, explícame dos cosas. Todas esas palabras hermosa sobre la transformación del aparato estatal, todo muy bonito. Pero dos cosas concretas: cuando el Partido Comunista de Italia está firmando un acuerdo con el Partido Católico y con la patronal aplicando una política de austeridad, que es exactamente lo mismo que está aplicando el derechista Partido Laborista británico y exactamente lo mismo que están aplicando los conservadores franceses en Francia, ¿qué tiene eso que ver con una estrategia revolucionaria hacia el socialismo?
Quizás sea economista, pero creo que tiene algo que ver con un proceso subterráneo. Tiene algo que ver con la necesidad empresarial de aumentar la tasa de ganancia, y de aumentar la tasa de ganancia a expensas de los trabajadores, endureciendo su nivel de vida. Por favor, explíquennos eso.
Por favor, explíquenos eso y explíquenos lo escandaloso que es, porque no puede llamarse de otra manera, pues casi ningún socialdemócrata de derechas se atreve a intentar hacer cosas así. La escandalosa declaración de hoy de Berlinguer de que la austeridad es el camino hacia el socialismo, y la austeridad es el camino hacia el socialismo porque escuchen ¡porque cambia el patrón de consumo!
¿Qué significa eso concretamente? Él dice lo que significa concretamente. Le quita el filete de carne a los trabajadores, porque sabes que los trabajadores italianos comen demasiada carne y hay que importar carne, y cuando se importa carne tienes un déficit en la balanza de pagos y tienes que acabar con el déficit en la balanza de pagos. Así que los trabajadores comen menos carne.
Puedes llamar a eso una estrategia revolucionaria hacia el socialismo en Europa. Yo lo llamo simple colaboración de clases al servicio de los patrones. Y trata de explicar eso. Trata de explicárselo a los trabajadores italianos que no se trata de eso. Que cuando comen menos carne, y cuando hay consumo, y cuando se produce una bajada de su nivel de vida, esto tiene algo que ver con alguna estrategia muy, muy, muy lejana hacia una transformación democrática del estado burgués en un estado obrero.
Segundo caso, que es aún peor: el Partido Comunista Italiano apoya abiertamente la represión por parte del aparato estatal burgués. Apoya abiertamente la represión. Lo han escrito con otras tantas palabras en la prensa italiana. Dicen que las mismas fuerzas de represión las mismas fuerzas de represión que se volvieron contra los trabajadores italianos en los años 50 hoy deben ser defendidas. ¿Qué? Defienden la constitución democrática de la República surgida del movimiento de resistencia. Discúlpenme. Discúlpenme. De nuevo, quizás soy un materialista economicista absolutamente no reconstruido, pero creo que las fuerzas represivas están defendiendo la propiedad privada y están defendiendo la explotación capitalista. Y si llamas, como comunista no, como «comunista» entre comillas, si llamas a los tanques contra los manifestantes en la ciudad de Bolonia, te estás aliando con el aparato del Estado burgués, y lo estás haciendo, sin importar como los llames, contra los estudiantes de ultraizquierda, contra los trabajadores radicalizados y marginados.
¿Pero con quién te estás aliando? ¿Con quién? ¿Con la clase obrera? ¿Está la clase obrera controlando los tanques en Italia? ¿Está la clase obrera en el poder en el Ministerio del Interior o en el Ministerio de Defensa? ¿Con quién te alías? ¿Con quién luchan por esta represión? Así pues, tomamos los dos puntos: tomamos las relaciones de producción capitalistas; tomamos la naturaleza burguesa del Estado y del aparato represivo; y decimos que un partido que defiende la colaboración sobre la base de estos dos puntales principales del régimen burgués, con el principal partido burgués del país no con algún partido llamado pequeñoburgués, con el partido conservador de Italia, porque los democristianos son el partido conservador de Italia, un partido que defiende eso es un partido de colaboración de clases. ¿Cómo puedes negar algo así? Está absolutamente claro. No me digas que tenéis el apoyo de los trabajadores. Los socialdemócratas alemanes obtuvieron muchos más votos, muchos más que el Partido Comunista Italiano, a pesar de su política de colaboración de clases. Eso no es una prueba. Eso no es prueba de que no haya colaboración de clases, de que tengan ustedes un gran apoyo entre los trabajadores. Hay que analizar el contenido de la política. Hay que ver qué fuerzas sociales se alían con quién y contra quién. Y, para mí, la historia está absolutamente clara. Ahora bien, se puede decir que esto es táctico, coyuntural. Esto no tiene nada que ver con la estrategia. Perdón, tiene algo fundamental que ver con la estrategia, porque el ABC, y ahí se encuentra la gran línea divisoria entre revolucionarios y reformistas desde hace más de sesenta años, el ABC de cualquier estrategia revolucionaria es martillar, poner en movimiento, fortalecerse y conseguir, si se quiere, que prevalezca, de manera hegemónica a largo plazo, la unidad de la clase obrera como fuerza política y social independiente en la sociedad contra el capitalismo.
No digo que eso sea fácil. No prometo éxitos rápidos. No digo que la victoria esté a la vuelta de la esquina. Pero digo una cosa, que parece bastante obvia. Es la única manera de derrocar al capitalismo. Nunca, nunca, ni en mil años, derrocarás al capitalismo de otra manera. Tal vez sea largo. Tal vez sea difícil. Pero es la única manera.
La otra estrategia, la estrategia de la colaboración de clases, divide profundamente a la clase obrera y establece otro tipo de alianza. Es una alianza entre los aparatos de las grandes organizaciones obreras burocratizadas apoyadas por partes de la clase obrera no lo niego en absoluto— con la burguesía contra otras partes de la clase obrera. Nunca se dará una situación, en ningún país capitalista avanzado, en la que todos los trabajadores digan sí a ese tipo de política traicionera que plantea hoy el Partido Comunista Italiano. Jamás. Para eso, felizmente, hay suficiente conciencia de clase obrera y hay suficiente conciencia entre los trabajadores, y lo hemos visto en Italia, en el Teatro Lyric. Los delegados sindicales de 600 grandes fábricas italianas rechazando la política del programa de austeridad que Berlinguer y Lama intentaron hacerles tragar.
Así que, en el mejor de los casos, lo que estáis haciendo es lo mismo que hicieron los socialdemócratas después de la Primera Guerra Mundial. Estáis dividiendo profundamente a la clase obrera entre el ala más radical, más militante y, digamos, el ala menos desarrollada, menos atrasada. Estoy totalmente de acuerdo en que una clase obrera dividida es mala para el socialismo. Estoy totalmente a favor de una política de frente único, de una política de unidad de acción. Creo que sin un gran ímpetu unitario dentro de la clase obrera, nunca conseguirás derrocar al capitalismo. Pero nunca conseguirás esa unidad sobre la base de una política de colaboración de clases y de capitulación ante los intereses del enemigo de clase. Jamás. Para eso, repito, hay demasiada conciencia en la clase obrera de Europa Occidental. Hay demasiada comprensión y conciencia, y ya hay una vanguardia demasiado grande, aunque sobre eso volveré en un minuto.
Cuando decimos que está teniendo lugar una gran crisis estructural del capitalismo. Cuando decimos que hay que situar el problema de la estrategia revolucionaria en el marco de esta perspectiva, decimos concretamente una cosa: que en determinadas circunstancias es inevitable que haya un aumento, un incremento del ritmo, de la lucha de clases elemental. Que en estas circunstancias es inevitable que periódicamente no permanentemente, no todos los días, y no en todos los países, pero sí periódicamente— este crescendo de la lucha de clases haga añicos la estabilidad de las relaciones burguesas de producción, haga añicos la estabilidad de las relaciones sociales burguesas, y haga añicos también la estabilidad del Estado burgués. Solo tenemos que mirar a lo largo de la historia de Europa desde 1940 para ver la recurrencia regular de este tipo de crisis prerrevolucionarias y revolucionarias.
Una vez más lo digo: Monty Johnstone defiende una visión totalmente ahistórica de la historia, del desarrollo del movimiento obrero europeo. Es decir, no se puede negar esto. Yo no inventé las crisis recurrente, y ciertamente nosotros no las provocamos artificialmente, o ningún agitador o conspirador las provocó artificialmente. Se han producido. Y si tienes la falta de gusto si puedo usar esa palabra de tomar el ejemplo de mayo del 68, bueno, cielos. Diez millones de trabajadores ocuparon fábricas. ¿Es eso normal? ¿No diría usted que es más bien una pequeña sacudida, quizá solo momentánea, pero una pequeña sacudida del orden burgués? ¿Qué hacer en estas circunstancias?
De nuevo, tenemos dos líneas básicas en la historia del movimiento laborista. Algunas personas, cuando esto ocurre, se asustan mucho. Generalmente, se les llama «oportunistas», y algunos incluso les llaman «traidores», pero nosotros no usamos etiquetas y decimos simplemente que ciertas personas se asustan hasta perder la razón. Hemos recibido del camarada Garaudy, que era entonces miembro del buró político del Partido Comunista Francés, informes sobre las reuniones diarias del Partido Comunista Francés durante la huelga general de mayo del 68. Todos los días, el pobre Séguy diré dentro de un minuto por qué digo 'pobre Séguy' todos los días, el pobre Séguy era atacado por esos bastardos, que le decían '¡Parad esa maldita huelga! Detén esa maldita huelga, nos está llevando a una catástrofe. No sigas. No sigas». Digo «pobre Séguy», porque el pobre Séguy les respondió: «Bueno, inténtalo. Intentadlo. Ve a las fábricas e inténtalo». Hizo todo lo que pudo. Al final, lo consiguió, pero no fue fácil. No fue fácil porque cuando hay diez millones de trabajadores ocupando fábricas no es fácil volver a la normalidad.
¿Por qué se asustan estos camaradas? Creo que el camarada Monty Johnstone es muy, muy, muy injusto con sus tatarabuelos, que se llaman Bernstein y Kautsky, porque eran mucho más elocuentes, mucho más coherentes y mucho más deliberados en su pensamiento que él. Estaban acojonados porque estaban convencidos, primero, de que la clase obrera era demasiado débil para tomar el poder y sería aplastada en cualquier enfrentamiento con la burguesía inevitable y, segundo, porque tenían miedo de lo que pudiera surgir incluso si tuviera lugar una revolución victoriosa.
De acuerdo. Los eurocomunistas de hoy, y el camarada Monty Johnstone como expresión de este fatídico eco, se encuentran en una situación un poco más compleja, porque intentan defender la absurda posición de que esta misma estrategia de colaboración de clases y la misma estrategia de capitulación ante el orden burgués tiene que explicarse por la fuerza de la clase obrera no por la debilidad sino por la fuerza. Berlinguer tiene el verdadero quiero decir, no sé, uno se enfada a veces y hay razón para estarlo, y es difícil usar la palabra correcta—, tiene la audacia de decir, incluso de escribir, que después de todo la clase obrera italiana ya es la fuerza dominante en Italia. Entonces, claro, cuando ya eres la fuerza dominante, ¿qué necesidad hay de hacer la revolución? Ya la tienes. Francamente hablando, entre la gente que suele debatir sobre el marxismo, por no decir del comunismo y el leninismo, ¿cómo se puede aceptar este tipo de afirmaciones absurdas? Si realmente la clase obrera es tan fuerte, si realmente ya es tan hegemónica, ¿cuál es el gran coste de dar un pequeño empujón, y empujar al enemigo de clase fuera de su posición de poder? ¿Cuál es la dificultad entonces? ¿Cuál es la dificultad de tomar el poder en una situación como la de Mayo del 68? ¿Cuál es la dificultad de crear soviets?
No tengo nada en contra del sufragio universal. Se puede tener sufragio universal. Tienes una idea equivocada de lo que eran los soviets rusos, querido amigo. Si lees la primera constitución rusa, verás que los Soviets se elegían sobre una base territorial. No había comités de fábrica. Los comités de fábrica eran algo totalmente distinto. Esa no es una diferencia entre el parlamento y los soviets, que los unos sean comités de fábrica y los otros comités territoriales. La diferencia es muy diferente, en otro campo, como sabes muy bien. La diferencia es, primero, que tienen, al mismo tiempo, órganos y funciones ejecutivas y legislativas; segundo, que todos los delegados son revocables por votación de quienes los eligen; tercero, que son una fuerza en la que, por el cambio de las relaciones de producción, por el cambio de las relaciones sociales, se ha eliminado de la situación el peso del capital, de la riqueza, de la propiedad privada.
De acuerdo. Esa no es la cuestión. La cuestión es que cuando la clase obrera tiene tanta fuerza, ¿por qué no la usa para derrocar el dominio de clase de los burgueses? Entonces, ¿por qué no la usáis para romper el estado burgués? ¿Por qué lo usáis solo para transigir, vacilar, conciliar, y que tiene como resultado porque la gran acusación que os dirigimos es esta que tiene como resultado dividir, desmoralizar, hacer retroceder, a la clase obrera, y luego preparar derrotas sangrientas? Porque tenéis la osadía de decirles a los trotskistas: «¿Dónde habéis tomado el poder? ¿Dónde está vuestra gran fuerza?» Volveré a eso en un minuto, pero vuelvo esta acusación contra vosotros. Tenéis estas fuerzas. Sí, las tenéis. Tenéis grandes partidos de masas. Pero, ¿qué habéis hecho con toda esa fuerza? ¿Qué ha resultado de la aplicación de la estrategia eurocomunista? Que no es nada nuevo. No hay nada nuevo en esto, básicamente. Esta estrategia tiene 40 años. ¿Qué ha salido de ella?
La sangrienta derrota de España. La sangrienta derrota de Indonesia. La sangrienta derrota de Brasil. La sangrienta derrota de Chile. Todas estas derrotas. Cientos de miles de muertos, incluyendo la pérdida de vuestra santa democracia representativa, ha sido el resultado de la aplicación de la estrategia que ahora queréis imponer. Y es inevitable, porque no tiene en cuenta el choque de fuerzas sociales. Cuando tienes una gran cantidad de militancia y entusiasmo obrero, y no lo utilizas en su justa medida, cuando sube, cuando tienes una gran tendencia unitaria en la clase obrera y la rompes deliberadamente al servicio de una política de colaboración de clases, entonces preparas el terreno para la desmoralización, la fragmentación y la derrota. Eres responsable de esos millones de muertos, y esa es una responsabilidad que no me gustaría asumir si estuviera en tu lugar, al margen de todas las demás responsabilidades del estalinismo.
Pero digamos una palabra sobre por qué los trotskistas aún no han ganado una revolución. No soy un idealista. Y como dije en el simposio de esta tarde, me baso en el materialismo histórico, y no en el cuarto evangelio, en el Evangelio de Juan. No creo en el poder absoluto de la Palabra. Y el programa no basta. El programa no basta. Necesitas cuadros, necesitas fuerza organizativa, necesitas la relación de fuerzas. Cuando solo tienes un programa correcto, bueno, eres una fuerza marginal. Cuando tienes un programa correcto y además unos cuadros suficientemente fuertes implantados en la clase obrera, tienes alguna posibilidad. Solo cuando tienes un programa correcto, cuadros creados para implementar ese programa e implantarlo en la clase obrera, y un cambio en la relación de fuerzas dentro del movimiento obrero, solo entonces puedes tener una oportunidad real de ganar a la mayoría de la clase obrera para tu proyecto estratégico, y estas circunstancias aún no se han dado.
En ese sentido, Trotsky se equivocó en sus predicciones sobre lo que ocurriría después de 1945, porque subestimó los resultados a largo plazo de vuestras traiciones; porque subestimó los efectos a largo plazo dentro de la clase obrera dado un descenso de la conciencia de la clase obrera, de 25 años de constantes derrotas ininterrumpidas causadas por el reformismo y por el estalinismo. No veo que hoy estemos en vísperas de la victoria. Las cosas son un poco diferentes. Y tu balance es un poco infantil, porque, primero, sabes que no es cierto, y segundo, deberías ser el último en Gran Bretaña en hablar de cifras. Hablemos de cifras. Comparemos las fuerzas organizadas del Partido Comunista Británico y de los trotskistas británicos a mediados de los años 50 y en la actualidad. El Partido Comunista ha perdido más de la mitad de sus miembros y probablemente dos tercios, si no cuatro quintos, de sus activistas. Los trotskistas han multiplicado sus fuerzas al menos por diez, si no por quince. La tendencia general no es exactamente la que usted indica. Tus referencias a las elecciones francesas han sido especialmente desafortunadas, porque en primer lugar has omitido el hecho de que en las segundas elecciones presidenciales hubo dos candidatos trotskistas y no uno, y si sumas los votos de los dos candidatos trotskistas llegas a casi un millón de votos, algo que el Partido Comunista Británico ni sueña con conseguir en toda su historia, y en segundo lugar has olvidado otro pequeño detalle, es decir, las elecciones municipales que tuvieron lugar este año y en las que una lista de dos trotskistas y una organización semitrotskista obtuvieron entre el 3 y el 8 % del voto popular. Repito, entre el 3 y el 8 % del voto popular, que es algo con lo que no podíamos soñar hace diez años, y con lo que ciertamente no se puede soñar ni siquiera en cincuenta años en Gran Bretaña, si se continúa con la estrategia actual. Por lo tanto, es bastante imprudente citar cifras, y es bastante imprudente basarse en proyecciones numéricas en dicho campo.
Pero quiero terminar con lo que es la otra brecha llamativa, absolutamente llamativa, asombrosa, de lo que el camarada Monty Johnstone nos dijo aquí, y que, de nuevo, indica cuán claramente hoy el leninismo, encarnado por la IV Internacional y por el trotskismo y el reformismo del Partido Comunista Británico y los partidos comunistas europeos, los llamados partidos eurocomunistas, están en dos caminos completamente diferentes de la estrategia y la proyección digamos de la clase obrera.
La propia palabra «internacionalismo» ha estado completamente ausente del discurso del camarada Monty Johnstone. Completamente ausente. Que ha existido una internacional comunista. Que esa Internacional Comunista surgió como resultado de una reacción contra la gran traición de los socialpatriotas en 1914, que permitió que estallara una guerra en la que 20 millones de trabajadores fueron asesinados por el bien del capital. 20 millones de trabajadores fueron asesinados en aras del capital. Que esta tradición comunista era una tradición internacionalista, con una tradición de solidaridad internacional, de trabajadores de todos los países en una causa común y que tenían que construir una organización común para encarnar esa causa común. Este ABC que ningún miembro del partido comunista desde su creación hasta, digamos, el pasado reciente, se hubiera atrevido a olvidar en una declaración sobre estrategia. Esto estuvo totalmente ausente en las palabras que el camarada Monty Johnstone ha pronunciado aquí.
Y, por supuesto, en cierto sentido es una tragedia lo que ha ocurrido, y una tragedia que fue prevista por Trotsky. Cuando se transformó la naturaleza de la Internacional Comunista mediante la adopción de la teoría del socialismo en un solo país y la subordinación de los partidos comunistas a los intereses específicos y particulares de la burocracia soviética, se puso una bomba de relojería sobre el internacionalismo proletario. Eso era absolutamente inevitable. Y la bomba de relojería ha estallado ahora. Y no, ya no se trata de construir el socialismo o de ir hacia el socialismo al servicio de la burocracia soviética. Ahora simplemente se ha convertido en una cuestión de cada uno por su lado, y Dios entonces en algún momento en el futuro tratará de reunir a los hermanos.

¿Puede haber algo más desastroso, desde el punto de vista comunista, que esta eliminación total del internacionalismo, de la estrategia internacionalista, de la perspectiva internacionalista, de la sensibilidad internacionalista y de la organización internacionalista, de una estrategia comunista? Ni siquiera existe una estrategia eurocomunista. Es verdad. Estoy de acuerdo con Santiago Carillo: cada uno de ellos solo tiene su propia táctica nacional y sus propios intereses nacionales. Ni siquiera quieren colaborar entre ellos más allá de algunas consultas y de ponerse de acuerdo para rascarse las espaldas. No tienen un proyecto común, ni siquiera para Europa Occidental, abstracción fruto del hecho de que es un poco espeso tener un proyecto común para Europa Occidental que saca de la Europa Oriental a los países de la revolución colonial, a la clase obrera americana, a la clase obrera japonesa, y a todo el resto del mundo.
Pero ni siquiera eso existe, ni siquiera hay una estrategia hacia unos Estados Unidos Socialistas de Europa Occidental, lo que ya sería un gran paso atrás desde la idea de los Estados Unidos Socialistas de Europa, y punto. Pero ni siquiera eso existe. ¿En qué mundo vivimos? ¿En qué mundo? ¿No vivimos en el mundo de la internacionalización del capital, de la internacionalización de las fuerzas productivas, de la internacionalización de la lucha de clases, de las guerras internacionales? ¿Ha habido una sola revolución desde 1914 que no se haya enfrentado a un intento internacional de intervención del capital? ¿No es absolutamente inevitable en las circunstancias actuales? ¿Y a qué te opones? Nulo. Nada. A nada. Ni una palabra. El internacionalismo ha desaparecido. Es un día triste. Un día triste en el que este resultado final de la degeneración estalinista ha llegado hasta nosotros en esa forma más abierta no de comunismo nacional, sino de patriotismo social con un pequeño tinte pseudocomunista. Como representante de lo que sigue siendo una fuerza masiva en el movimiento obrero de Europa Occidental, estamos absolutamente convencidos de que la estrategia eurocomunista, tal como se planeta hoy, es una estrategia de derrota para la clase obrera, pero también estamos convencidos de que es una estrategia que muestra la crisis de los partidos comunistas; que estos partidos irán de una crisis a otra porque intentan aplicar esa estrategia en circunstancias como las actuales, donde, al menos en muchos países europeos no digo en todos, hay un gran auge de la militancia obrera, de la conciencia obrera, de la conciencia de la clase obrera. Lo único positivo lo único positivo de todo este giro a la derecha del eurocomunismo, es que por razones propias, las cuales conocemos muy bien, porque de lo contrario no pueden conseguir su legitimidad democrática a los ojos de los socialdemócratas a los que se dirigen esencialmente, por razones propias, tienen que adoptar una actitud más independiente frente a la burocracia soviética por la que decimos «bravo».
Por supuesto. No vamos a alinearnos con los estalinistas en contra de los eurocomunistas. Sería una absoluta locura. Y que, como resultado de ello, habrá un creciente clima de debate democrático dentro de los partidos comunistas y dentro de los sindicatos controlados por los partidos comunistas, que es un subproducto inevitable de la combinación del eurocomunismo y el auge del movimiento obrero en Europa Occidental. Y trataremos de mantener debates como este. No sólo en Gran Bretaña, sino en muchos otros países, hemos retado a Santiago Carillo a un debate similar en España. Desafiaremos al Partido Comunista Italiano, y desafiaremos al Partido Comunista Belga, y desafiaremos al Partido Comunista Francés, para debates similares. Les desafiaremos una y otra vez a que apliquen su gran credo del pluralismo dentro de sus propios partidos, a que readmitan el derecho de tendencia, a que readmitan el derecho de tendencia dentro de los sindicatos, a que readmitan el derecho de tendencia dentro de los partidos comunistas, a que readmitan verdaderos debates democráticos sin el movimiento comunista mundial, a que publiquen documentos, a que publiquen el libro del camarada Bahro, a que publiquen de nuevo los libros de todos los comunistas asesinados por Stalin. Venderlos de nuevo en las librerías comunistas de todas partes. Exportarlos a la Unión Soviética. Exportarlos a Checoslovaquia. Exportarlos a Polonia. Exportarlos a Alemania del Este.
De ese modo, habrá algo positivo. De ese modo, habrá algo positivo para la reconstrucción de un movimiento comunista en el mundo, pero será una reconstrucción sobre la base del programa del leninismo, sobre la base del programa de la IV Internacional, y con todos esos cuadros que han sido formados en ese programa y de los que, sí, camarada Monty Johnstone, más que nunca, estoy convencido. Miles y miles de trabajadores comunistas acudirán mañana.

Esta transcripción se publicó originalmente en RedMoleRising.wordpress.com el 28 de agosto de 2023

A continuación enlaces a los distintos segmentos por orden de intervención:

Discurso inaugural de Monty Johnstone

Discurso inaugural de Mandel

- Aportación de Sam Aaronovitch

- Aportación de Dodie Weppler

- Aportación de Bea Campbell

- Aportación de Peter Gowan

- Aportación de Tariq Ali

Resumen de Mandel

Resumen de Monty Johnstone

El capitalismo tardío
El capitalismo tardío es la primera gran síntesis producida por el renacimiento contemporáneo de la economía marxista. Representa, de hecho, el único intento sistemático realizado hasta ahora de co...