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El genocida Israel vive en el pasado

Un Estado fundado sobre el apartheid y el colonialismo de asentamientos ya no es viable.

Haidar Eid17 diciembre 2024

La ofensiva genocida de Israel contra Palestina es la propia tumba sionista para Haidar Eid, autor del libro 'Descolonizando la mente palestina'

«El viejo mundo está muriendo, y el nuevo no termina de nacer; en este interregno surgen los monstruos», escribió el filósofo italiano Antonio Gramsci en 1929. Estas palabras resuenan en mi mente al observar cómo el apartheid israelí se desintegra rápidamente, al menos en el sentido histórico del término. Es una colonia de asentamiento que está fracasando en su misión, es decir, aniquilar a la población nativa y reemplazarla con colonos «civilizados». Mientras el régimen de apartheid implosiona lentamente, los palestinos, especialmente los palestinos que siguen en Gaza, están pagando un horrendo precio.

El «Estado judío», como este se autodefine, ha cometido crímenes de guerra inimaginables y ha violado innumerables leyes internacionales. Y ha logrado salir impune de todo ello gracias al apoyo ilimitado brindado por Occidente colonial.

No obstante, el colapso avanza a un ritmo constante. Muchos han fallado en comprender que esta desintegración es inevitable, incluyendo, paradójicamente, a los líderes del pueblo palestino. Es por esta falta de previsión que los dirigentes palestinos firmaron los Acuerdos de Oslo y adoptaron la racista «solución de dos Estados» como un eslogan nacional camuflado de una reivindicación por la «independencia».

Estos acuerdos borraron efectivamente la naturaleza colonizadora y colonialista de la opresión palestina, presentándola en su lugar como una «guerra ancestral» por la posesión de la tierra. Al firmar los acuerdos, el líder palestino Yasser Arafat desoyó por completo la realidad del colonialismo de asentamientos que los palestinos estaban sufriendo.

Inmediatamente después del apretón de manos entre Arafat y el primer ministro israelí Yitzhak Rabin en 1993, el intelectual palestino Edward Said escribió: «Ahora que la euforia se ha desvanecido un poco, podemos examinar el acuerdo entre Israel y la OLP con la cabeza fría que es necesaria. Resulta que es mucho más inadecuado e injusto para la mayoría de los palestinos de lo que muchos inicialmente pensaron. La vulgar escenificación de la ceremonia en la Casa Blanca, la humillante actuación de Arafat al agradecer al mundo por ceder la mayoría de los derechos del pueblo palestino, y el papel ridículo de Bill Clinton como un emperador romano del siglo XX acompañando a sus dos reyes vasallos en los rituales de reconciliación y sumisión: Todo esto solo pudo oscurecer temporalmente la verdadera magnitud del abandono palestino».

A veces me pregunto si Arafat y el resto de la dirección de la OLP habían leído a Said, Frantz Fanon, Amílcar Cabral, Ghassan Kanafani o a alguna de las figuras anticoloniales de su tiempo.

El sionismo político, que afirmaba representar «la nación judía», surgió en la Europa del siglo XIX y, de manera natural, emuló las ideologías europeas de la época. Reclamó «el derecho» a establecer su propio estado en cualquier territorio del mundo, sin importar dónde. Puso su mirada en Palestina, alegó que era «una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra» e hizo lo mismo que los europeos ya habían hecho en África, las Américas, Australia, Nueva Zelanda y partes de Asia.

Genocidio: como tantos trabajos anticoloniales han documentado, es y siempre ha sido un componente intrínseco del colonialismo de asentamientos. Ambos son inseparables. Y este es el caso del sionismo colonialista.

No se puede entender la masacre oscuridad en vivo de los dos millones de personas de Gaza y la manera en que se han jactado la mayoría de los israelíes en redes sociales sin vincularlo con esa ideología hegemónica colonialista.

Desde su creación, Israel ha perseguido sistemáticamente la «eliminación» del nativo. Gaza, en este momento, está pagando el precio de lo que el principal historiador fascista israelí Benny Morris ha argumentado: el fracaso de Israel de «trasladar» a todos los palestinos fuera de Palestina en 1948.

Eso es porque en 1948, Gaza se convirtió en el mayor campo de refugiados del mundo, lleno de palestinos nativos que se negaron a ser limpiados étnicamente y sometidos a genocidio, y que han recordado constantemente a los israelíes el «trabajo incompleto». Ahora están soportando la ira de un Israel genocida empeñado en establecer su reivindicación como un hecho: que «no existe el pueblo palestino».

Pero la prosperidad del apartheid y del colonialismo de asentamientos ya es parte de la historia. Un estado fundado sobre este hecho no puede sobrevivir.

En medio del genocidio en Gaza, esto puede no ser tan evidente, pero recordemos que la caída del régimen de apartheid de Sudáfrica comenzó en los momentos más oscuros de la historia sudafricana a finales de los años 80, cuando todo parecía tan sombrío. En ese entonces, la gente no se daba cuenta de que el régimen racista se estaba desintegrando y un nuevo amanecer se acercaba.

La resistencia, en sus diversas formas, mezclada con el más alto nivel de «sumud» (tenacidad), se ha convertido en la norma en Gaza. Se espera que esta resistencia y sumud se extiendan por toda Palestina histórica y otros lugares.

Gaza se ha convertido en el centro del universo. Si cae, el Sur Global seguirá su ejemplo. El mundo no tiene más opción que desmantelar el único régimen de apartheid restante que está cometiendo un genocidio sin precedentes en el siglo XXI.

A veces sueño con tener la capacidad de visitar el futuro y regresar con un mensaje. En el futuro, conduzco mi coche por una carretera costera que cruza desde el sur de Gaza hasta Haifa en el norte, escuchando la voz angelical de Fairuz y contándoles a mis hijas aquel horrible pasado, aquel que se inició cuando un estado llamado Israel nos prohibió visitar el resto de nuestro país. Les hablo de una época en que el mundo se mantuvo inmóvil mientras Israel masacraba a decenas de miles de niños y mujeres, y de cuando finalmente la gente de conciencia decidió que ya era suficiente.

Como tan elocuentemente expresó el escritor estadounidense Mike Davis: «Lo que nos mantiene en marcha, en última instancia, es nuestro amor mutuo y nuestra negativa a agachar la cabeza, a aceptar el veredicto, por poderoso que este parezca».

Regreso del futuro lleno de optimismo, convencido de que «el tiempo de los monstruos» terminará pronto.

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Este artículo fue publicado el lunes 16 de diciembre originalmente en inglés en Al Jazeera bajo el título Genocide Israel is living in the past 

Descolonizando la mente palestina
«Estoy de pie sobre las ruinas de una casa en la ciudad de Gaza, oteando el horizonte». Estas son las palabras iniciales de este libro, finalizado mediante mensajes de voz mientras Gaza, donde viv...
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